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Tránslate / Traducción

Paciencia para esperar

  Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.(Hebreos 11:1) Pero, si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia.( Romanos 8:25) Como seres humanos tenemos mucha dificultad en esperar, queremos todo para «ayer»...  No tenemos paciencia para esperar en una fila hasta que nos atiendan, esperar el resultado de un examen, ni siquiera para esperar la respuesta de Dios a nuestra oración. Si queremos tener paciencia necesitamos tener esperanza. Y para tener esperanza necesitamos tener fe. La fe nos hace tener esperanza y la esperanza nos hace tener paciencia.  Cuando perdemos la paciencia es porque hemos perdido la esperanza, y cuando se nos acaba la esperanza es porque la fe relacionada con lo que esperábamos se desvaneció. Viendo esto, podemos decir que la falta de paciencia está directamente relacionada con nuestra falta de fe.  Debemos recordar que nuestro Dios es soberano y que él obrará en el ...
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¡Nada nos separará de su amor!

¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? (Romanos 8:35) La respuesta: ¡Nada nos apartará del amor de Dios! Puede que nos olvidemos de él algún día, pero Dios nunca se olvidará de nosotros. Su amor no tiene fin y alcanza tanto al agradecido como al ingrato a través de su misericordia. Cuando somos conscientes de este amor, todo en la vida cobra sentido. Hasta podemos ver las tribulaciones, las persecuciones y las luchas de otra manera. Fuimos creados para engrandecer a Dios a través de nuestra vida. Todas las cosas que nos suceden - sean buenas o malas - continúan bajo esta misma orden: ¡que Dios sea glorificado! Al final «todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios, de los que han sido llamados conforme a su propósito» (Romanos 8:28). Cuando Dios entregó a su hijo Jesús, él mostró su amor por nosotros. No lo olvides, eres hijo amado de Dios. Él te ama y nada te separará...

¿Siervo o Señor?

Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como uno que sirve. (Lucas 22:27)  El más importante entre ustedes será siervo de los demás. (Mateo 23:11)  ¿Qué prefieres: servir o ser servido? Probablemente, muchos contestaríamos que nos gustaría ser servidos. Tal vez estemos cansados de las muchas tareas diarias y deseosos de tener un momento de relax en el que otra persona nos sirva mientras descansamos. Sí, está bien recibir cosas buenas, pero no es bueno que nos enfoquemos en eso. El problema real reside en que lleguemos a considerar a Dios como un recadero que debe estar siempre listo para traer lo que solicitamos...  Alguien dijo una vez que «quien no vive para servir no sirve para vivir». El hecho es que servir es un acto de dar. Con las actividades diarias, durante nuestro trabajo, con actitudes de gentileza y con buenas acciones, servimos y somos servidos.  ...

Pensamientos que nos elevan y calman

En el ajetreo de la vida cotidiana, a menudo nos encontramos rodeados de pensamientos y preocupaciones negativos que nos roban la paz. Sin embargo, la Biblia nos invita a dirigir nuestra mente hacia las cosas buenas, alimentando nuestros pensamientos con sabiduría divina. El apóstol Pablo, en Filipenses 4:8, nos guía: Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. (Filipenses 4:8) Este versículo nos anima a cultivar pensamientos positivos, centrándonos en las virtudes que reflejan la naturaleza de Dios. Al meditar en las Escrituras, encontramos promesas y principios que nos inspiran a pensar de manera edificante. Jesús nos asegura en Mateo 11:28: Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso.(Mateo 11:28) Esta promesa nos invita a poner nuestras preocupaciones a los pies de Cristo, confiando en que é...

Protegido por la promesa de Dios

Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová. (Isaías 54:17) Ninguna arma forjada contra ti prevalecerá. ¡Qué promesa tan poderosa! Este versículo en Isaías 54:17 nos recuerda que Dios es nuestro refugio y defensor, incluso ante las batallas más difíciles. Nos asegura que aunque enfrentemos acusaciones o ataques, nada podrá vencernos si permanecemos firmes en el Señor. En el mundo nos enfrentamos a desafíos, palabras duras y situaciones que intentan desanimarnos. Pero Dios dice que estas armas no tendrán poder sobre nosotros. Él no nos promete una vida libre de luchas, pero nos asegura que la victoria es de los que andan en su voluntad. ¡Esto es más que alentador, es una declaración de su amor y cuidado! Como siervos del Señor, tenemos una herencia especial: la protección de Dios. Él es quien pelea nuestras batallas, quien refuta las ment...

Confiando en Dios en medio de las sombras

Pero, si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. (Romanos 8:25) Hay períodos en la vida en los que parece que estamos esperando que Dios actúe desde el interior de una cueva oscura, sin muchos recursos, sin claridad. Ahí es cuando aprendemos el valor de esperar por las cosas que aún no podemos ver. Son momentos de poca luz en los que nos parece estar caminando entre las sombras como le sucedió a José, a David, a Elías, a Pablo y hasta al mismo Señor Jesús. Ellos y otros vivieron días grises regados de lágrimas, espera y decepciones tal como nos sucede a nosotros. Días sin sonrisas en los que no fotografiamos ni publicamos en las redes sociales. Infelizmente, nuestra cultura anima justamente a lo opuesto: al exhibicionismo de la imagen y la exageración de expresiones aunque no proyecten la realidad. La Biblia, sin embargo, nos anima a disfrutar de la presencia de Dios aun en esas fases oscuras de la vida. Aquieta tu corazón y espere en él. Vive to...

La misión de la iglesia es predicar

Entonces ellos salieron y predicaron que la gente se arrepintiera. (Marcos 6:12) En una parábola de Jesús, él enseña que el reino de los cielos es como un gran tesoro. Quien lo encuentra escondido en un terreno, vende todo lo que posee para adquirir el terreno y, en consecuencia, el tesoro allí enterrado. De hecho, el reino de los cielos es como un gran tesoro, ¡una fortuna de gran valor! Cuando Jesús enseñó esa parábola, quería mostrar cuán felices debemos ser al encontrar el reino. Sin embargo, su objetivo no era que pensáramos que ese tesoro era exclusivo, secreto y selecto. ¡En otros pasajes encontramos que debe ser compartido! Los apóstoles tuvieron el privilegio de encontrar primero ese tesoro, de sentarse a los pies de Cristo todos los días. Aun así, no se lo guardaron para sí mismos, sino que lo compartieron con otros. No pienses que la iglesia es un club secreto que te sirve a ti ya tus intereses. Ve y comparte el evangelio, trae gente al maravilloso reino de Dios. ¡Sal y pred...

Confiando en Dios siempre

  Confiando en Dios siempre Confía en el Señor de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. (Proverbios 3:5) Ante las adversidades de la vida, es natural sentir miedo, especialmente cuando no entendemos los propósitos de Dios. Sin embargo, la Palabra nos enseña a confiar en él con todo nuestro corazón, sin depender de nuestro propio entendimiento. Confiar en Dios no significa que no enfrentaremos problemas, sino que sean cuales sean las circunstancias, él sigue en control. Job, incluso después de haberlo perdido todo, declaró: “Aunque el Señor me mate, yo en él confío” (Job 13:15). Esa confianza inquebrantable no nace de una vida sin pruebas, sino de una relación profunda con el Señor. Jesús nos enseñó que en el mundo tendríamos aflicciones, pero nos animó diciendo: “confíen, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33). Saber que servimos a un Dios que ya venció nos fortalece. Dios nos invita a depositar nuestras ansiedades sobre él, porque él tiene cuidado de nosotros. En tie...

Tu turno llegará

Porque yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el SEÑOR, planes de bienestar y no de mal, para darles porvenir y esperanza. (Jeremías 29:11) Vivimos en un mundo donde la prisa y la ansiedad nos hacen cuestionar el tiempo de Dios en nuestras vidas. A veces miramos a nuestro alrededor y vemos a amigos, familiares y conocidos logrando sus metas y sueños, mientras nosotros parecemos estar estancados. Sin embargo, es crucial recordar que Dios tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros. Jeremías 29:11 nos recuerda que los pensamientos de Dios hacia nosotros son de paz y esperanza. Él tiene un propósito específico y un momento adecuado para cada evento de nuestras vidas. Cuando nos sentimos impacientes o desanimados, debemos confiar en que el Señor tiene el control y él sabe lo que es mejor para nosotros. A menudo, el período de espera es un tiempo de preparación. Dios puede estar moldeando nuestro carácter, fortaleciendo nuestra fe y enseñándonos lecciones valiosas que neces...

Recuerda lo que Dios ya ha hecho

Den gracias a Dios en todo, porque ésta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5:18) Este versículo nos mueve a recordar las obras de Dios en nuestras vidas y a nutrir un corazón agradecido. Como indica la Biblia, debemos expresar gratitud en todas las circunstancias. Es común que, debido al ajetreo diario, nos olvidemos de las bendiciones diarias. Recordar lo que Dios ya ha hecho revela su cuidado en cada etapa, cómo nos ha sostenido en la adversidad, consolado en la tristeza y guiado en los momentos de indecisión. Al recordar lo que Dios ya ha hecho, recordamos su amor incondicional, su gracia abundante y su fidelidad inquebrantable. La gratitud se vuelve fundamental para mantener la paz y la alegría, independientemente de las circunstancias. Has cambiado mi lamento en baile; me quitaste la ropa áspera y me vestiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, ¡te alabaré para siempre! (Salmo 30:11-12) Cada despert...